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Josep Arenas / Comunicación Social

La lluvia no sabe llover

La lluvia no sabe llover

Hoy me he levantado y, como cada día, he podido limpiarme los dientes, ducharme y lavarme con agua caliente, afeitarme, utilizar el baño... Todo, con total normalidad. Solamente he necesitado hacer el gesto, casi inconsciente, de abrir el grifo.

Lavarse las manos, con frecuencia, con agua y jabón, es uno de los hábitos que más enfermedades previene. Y, no hacerlo es causa de muchas dolencias, evitables.

Tal vez, la mayoría de los que vivimos en ese lado del planeta no valoramos suficientemente el agua de la que disfrutamos. Porque, como es sabido, nunca llueve a gusto de todos.

Al meu país la pluja no sap ploure:

o plou poc o plou massa;

si plou poc és la sequera,

si plou massa és la catàstrofe.

Así canta Raimon. Siempre recuerdo esa canción cuando escucho historias de sequías o de catástrofes, ocasionadas por el agua o por su escasez. Unos tanto y otros tan poco. La lluvia no sabe llover.

Es fácil imaginar la cantidad de enfermedades ocasionadas por la falta de agua corriente si tenemos en cuenta que hay 2.500 millones de personas en el mundo que no disponen de letrinas.

Sabemos que la falta de acceso al agua corriente es causa de casi tres millones de muertes cada año. Tal día como hoy se estima que ocho mil niños morirán debido a la falta de saneamiento e higiene, por falta de agua. Y, mañana. Y, todos los días.

En todo el mundo, las personas que no tienen acceso al agua potable son más de 760 millones. El 40 por ciento de ellas vive en el África Subsahariana

El acceso al agua y al saneamiento es una cuestión de dignidad. De equidad. Es un derecho de todo ser humano.

La falta de reconocimiento efectivo de este derecho es una realidad que me ha dejado atónito esta mañana del Día mundial del Agua, y casi se me atraganta el desayuno, mientras apreciaba las cifras terribles de la catástrofe que supone para tantas personas, ofrecidas por la Cruz y la Media Luna Roja Internacionales.

Pero la lluvia, no sólo no saber llover, sino que cae sobre mojado, ya que: la ayuda oficial al desarrollo (AOD) al África Subsahariana se ha reducido, en España, en un 80 por ciento al pasar de 1.080 millones de euros en 2008 a 200 millones en 2012, según explica el presidente de Oxfam Intermón en Cataluña.

Una reducción en nuestro presupuesto de cooperación que sin duda habrá repercutido en un aumento de la mortalidad.

Josep Arenas

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