Blogia
Josep Arenas / Comunicación Social

No estamos tan bien, no estamos tan mal

No estamos tan mal, se dice desde arriba. Claro. Desde 1994 hemos vivido un periodo de crecimiento económico ininterrumpido del 3,5 por ciento, durante catorce años. Pero los nacidos en aquel año, que ahora cruzan el umbral de la edad laboral, se encuentran en un país con cuatro millones de parados. Un paro,  cuya incidencia es todavía más acusada entre los más jóvenes. Del orden del 38 por ciento. Nada que ver pues con toda su trayectoria vital de progreso económico y social.

El escenario ha cambiado. El modelo social parece que ya no es sostenible como antes de la crisis. Tenemos cuatro culpables. La globalización, que ha favorecido el premio a los modelos que dejan de lado el estado social. La pérdida de inercia del modelo social europeo, que va dejando por el camino muchas de las promesas en las que habíamos creído. El envejecimiento de la población y el cambio demográfico, que demandan inmigración y transformaciones en los hábitos sociales.

La crisis económica y financiera desemboca así en la acusación al estado social de malgastar y en la exigencia de recortar los gastos sociales. A los tres puntos anteriores debemos añadir,  en nuestro país,  otro factor en contra: la mengua de confianza en las instituciones políticas y jurídicas, incluso en las religiosas.

Mientras nos sentimos vencedores al estilo de la selección, Gasol, Nadal o Contador, nos invade una cierta desmoralización  al pensar si  las conquistas sociales conseguidas no habrán sido un espectáculo pirotécnico, un artificio que ya no va a tener continuidad.

La confianza de la gente es la piedra de toque que conformará ese capital social que mueve la economía y el progreso social. Debemos rescatar, explicar y valorar los progresos reales que se han producido durante las últimas décadas en servicios sociales y de bienestar social. Es necesario reescribir  esta historia y reinventar un estado del bienestar acorde con las nuevas condiciones y los nuevos tiempos.

No estamos tan bien como estuvimos. No estamos tan mal como antes de todo eso. Debemos mantener los progresos obtenidos. Debemos redactar el guión de una nueva historia del estado social del que nos sintamos autores, protagonistas  y copartícipes de sus logros. Lo sabemos. Es sólo por eso que no estamos tan mal.

Josep Arenas

23/07/2010

0 comentarios