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Josep Arenas / Comunicación Social

El círculo virtuoso de la confianza

Que, en un periodo de quince días, un joyero muriese a manos de un atracador en el barrio de Sant Martí de Barcelona, a continuación se produjera otro atraco que acabara  con la vida de una empleada de banca en Cambrils (Tarragona) y que, días más tarde, un desaprensivo asesinara a la dependienta de una panadería en la zona alta de Barcelona, es una triple coincidencia tan lamentable que abre una auténtica fisura en la confianza entre los ciudadanos, a pesar de que la policía asegurara que no existió conexión alguna entre dichos hechos. Eso es lo que sucedió en Cataluña durante el mes pasado.

El nivel de confianza que los ciudadanos tienen entre sí  o la confianza que estos depositan en las instituciones públicas, ya sea el gobierno, la judicatura o la policía, nos ofrecen un índice que nos habla del grado de prosperidad, de bienestar o de desarrollo humano de un país. Así lo expresan Naciones Unidas u otras organizaciones como el Legatum Institut cuando ofrecen los índices de Desarrollo humano o de Prosperidad.

Sucede, no obstante, que los datos estadísticos nos suelen llegar con más de un año de retraso. Eso es lo normal. Pero a menudo los estudios comparativos entre países no recogen las consecuencias de hechos recientes que repentinamente producen cambios –como el referido- que minan la confianza colectiva y la autoestima de una colectividad, o bien, por el contrario, la refuerzan, como sucede cuando se produce una victoria deportiva u otro evento o éxito colectivo.

El destornillador estaba en profundizar en la igualdad de oportunidades. Efectivamente. Cuando más igualitaria es una sociedad, más confianza genera. Por el contrario, cuando la confianza se rompe es muy difícil detener el recelo y el resentimiento.

Aquellas sociedades -o grupos- que son capaces de restaurar la confianza y poner en marcha una dinámica que las  conduce a volver a confiar en la política, en el gobierno, en los resortes democráticos del estado social, en sus propios conciudadanos, en sus derechos y obligaciones cívicas, son las que, poco a poco, aumentan su grado de cohesión, de autoestima y consiguen hacer disminuir las desigualdades. Cuanto más confianza genera una sociedad, más igualitaria conseguirá ser.

A más confianza, más igualdad; a más igualdad, más confianza. El círculo virtuoso.

Josep Arenas

1 comentario

Beti -

Confio en que las cosas irán a mejor. Tenemos que creer en lo que tenemos para conseguir lo que nos falta.