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Josep Arenas / Comunicación Social

Empoderamiento para la igualdad

La igualdad consiste en la no discriminación por razón de sexo, de raza, edad, orientación sexual, opinión, por motivos religiosos o por cualquier otra circunstancia personal o social. Ese ideal de igualdad debería estar presente, por lo tanto, en cualquier proyecto político, social o económico. Y así suele estar asumido. Pero, más allá de la formulación genérica de la necesaria igualdad, a menudo resulta difícil valorar el grado real de realización, efectiva y práctica de dicha igualdad.

Para conocer y mesurar la igualdad entre sexos ha entrado en funcionamiento un indicador, que analiza seis áreas: mundo Laboral, Dinero, Conocimiento, Tiempo, Poder y Salud. Ha sido presentado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Sexos (EIGE). Resultado de aplicar dicho indicador, España obtiene una puntuación de 54 puntos sobre 100 –coincide con la media europea- que constata que la mitad de la población –las mujeres- se queda atrás en todos los ámbitos.

España, un país en el las mujeres dedican cuatro horas y media al día a tareas del hogar, cuando los hombres solamente les dedican dos horas, puntúa peor que la media europea, no sólo en cuanto a Tiempo, sino también en los apartados de Dinero y mundo Laboral.

El estudio pone de relieve los mayores de niveles de igualdad entre sexos, en la Unión Europea de los 27, en los países nórdicos, Suecia (74,3), seguida de Dinamarca y Finlandia. Y las mayores desigualdades, que se producen en Rumanía (35,3), seguida de Bulgaria y Grecia.

El ámbito en el que el estudio refleja mayor desigualdad a nivel europeo es el de la representación política, que solamente alcanza un coeficiente medio de 38 sobre 100. Un índice que suele corregirse mediante la implantación de cuotas.

El ámbito Laboral refleja la tasa de actividad, la duración de la vida laboral, la segregación por profesiones y el acceso a la formación. La categoría Dinero mide la situación económica -los sueldos- por sexos y el acceso a recursos financieros -como el crédito- y los riesgos de pobreza.

Indicador relevante es el Tiempo, que fija la relación entre el tiempo que se dedica a actividades económicas y el dedicado a actividades no remuneradas, ya sean sociales, domésticas o de atención a personas mayores o a niños.

El índice de igualdad refleja también el grado de Poder y por tanto de representación de la mujer en la toma de decisiones en política y economía. En cuanto a Salud se analiza el acceso a los servicios sanitarios, la esperanza de vida, y la falta de recursos.

En definitiva, se trata de un estudio que nos viene a recordar que la efectiva igualdad entre sexos exige: mucha perseverancia en el objetivo, el desarrollo de los instrumentos de medición que permitan evaluar los resultados –de los que los indicadores del EIGE son un buen ejemplo- y, sobretodo, el empoderamiento de las mujeres, a través de la representación política y en los ámbitos de decisión económica, laboral y social.

Josep Arenas

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