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Josep Arenas / Comunicación Social

Invertir la tendencia en la corresponsabilidad

En estos días, cuando llegan los idus de marzo, como diría Shakespeare, los medios suelen referirse de forma intensiva a la persistente desigualdad entre hombres y mujeres, aprovechando la conmemoración del día Internacional de la Mujer Trabajadora. Efectivamente, la desigualdad permanece, aunque a lo largo del resto del año, los mismos medios de comunicación hagan menor hincapié en contextualizar noticias con la perspectiva de la discriminación por razón del sexo.

La discriminación de las mujeres en los ámbitos social, salarial, laboral, del poder y la toma de decisiones, es manifiesta y por ello resulta muy fácil exponer algunos datos que la reflejan. Nos referiremos solamente al ámbito social. Un ejemplo lo tenemos en que el 93,5% de las personas no profesionales que se encargan del cuidado de personas en situación de dependencia, son mujeres. Otro ejemplo es que una de cada tres mujeres mayores de 65 años dedica la mayor parte del día a cuidar de sus nietos o nietas, concretamente un 31%, según datos del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.

En otros casos la discriminación es doble, como resultante de ser mujeres con familia monoparental o de ser mujeres con discapacidad. Sabemos que los cabezas de familia monoparentales son mujeres en nueve de cada diez casos (el 88,8%). Si nos referimos al colectivo de las mujeres con discapacidad en edad laboral, observamos una tasa de actividad mucho más baja que la de los hombres. Entre ellas solamente trabaja un 31,0%, cuando entre los hombres lo hace un 41,4%. Así mismo, la tasa de paro entre las mujeres con discapacidad es más alta (del 24,9%) que la de los hombres (del 22,3%), según los últimos datos del INE correspondientes a 2010.

El acceso a la cultura también se le complica a la mujer, a juzgar por los datos, ya que si tenemos en cuenta que una de cada cuatro chicas (un 24,7%) abandona prematuramente la educación, estamos duplicando la media de la Unión Europea (12,5%). Con esta cantera, menos sorprendente resulta esa afirmación, reveladora del estado de la cuestión, que extraemos del Libro Blanco de la Ciencia, cuando afirma que “un padre tiene una probabilidad cuatro veces mayor de ser promocionado a catedrático que una madre de similares características”.

Y si nos referimos al uso de las tecnologías de la información y la comunicación, según esta misma fuente, resulta que el 29% de las mujeres entre 16 y 74 años no ha usado nunca un ordenador. Cuatro puntos por encima de los hombres y cuatro puntos por encima de la media europea.

A buen seguro un punto de partida para alcanzar cambios sociales a favor de la igualdad es el de invertir la tendencia en la corresponsabilidad en el hogar y la familia. Tengamos en cuenta que actualmente los varones con empleo dedican 8 horas y 16 minutos de media diaria al trabajo remunerado, mientras que las mujeres le dedican 6 horas y 53 minutos a su trabajo remunerado. En cambio, las mujeres, con trabajo remunerado, dedican 3 horas y 47 minutos de media a actividades de hogar y familia, frente las 2 horas y 21 que le dedican los hombres con empleo. En conclusión, resulta que las mujeres dedican a estas tareas 9 horas más a la semana que los hombres, según datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010, realizada por la Secretaría Confederal de la Mujer de CCOO.

Un cambio de tendencia en la corresponsabilidad para favorecer la conciliación familiar y laboral, es necesario, no solamente en los hogares, sino también y en la cultura empresarial y en legislación laboral.

Josep Arenas

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