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Josep Arenas / Comunicación Social

Una renta básica para todos

Las movilizaciones masivas de la ciudadanía, de forma conjunta en varios países europeos, contra las políticas de austeridad que impulsan los gobiernos al dictado de la troica, han significado una fuerte contestación popular, en un ejercicio cívico de dignidad­, de defensa de los servicios públicos y de las conquistas sociales en sanidad, educación, servicios sociales, vivienda, pensiones, apoyo a las personas con dependencia y han constituido una impresionante manifestación favor de la creación de empleo, contra la corrupción, el despilfarro y la irresponsabilidad política.

Sin embargo, tras una segunda huelga general, en menos de un año, creemos que la cumbre social, formada por los sindicatos, partidos y organizaciones sociales, convocantes del 14N, debiera haber transmitido, en mayor medida, cuáles son los pasos a seguir, a partir del día siguiente de una acción tan contundente como es la huelga general.

A partir de la crisis, de la que no estamos saliendo, sino que sigue agravándose, ya que, a medida que pasan los días, crecen el desempleo y la pobreza, mientras disminuyen las coberturas de los servicios públicos, no parece que las perspectivas de una vida mejor estén al alcance de las nuevas generaciones. Más bien nos encontramos ante unas políticas de austeridad, equivocadas e ineficientes, que solamente consiguen la destrucción de la cohesión social, en la que se basa, en última instancia, la democracia.

Es necesario orientar las acciones cívicas, movilizaciones, paros o una huelga general, hacia la consecución de una serie de bienes, principios y condiciones básicas para todos los ciudadanos, de forma que garanticen las necesidades de las personas y la cohesión social, tales como: la salud, la seguridad, la personalidad, el respeto, el tiempo libre, la armonía con la naturaleza o la amistad.

Para alcanzar esta sociedad post-crisis, en la que el dinero ya no sea la referencia sino simplemente un medio para una vida digna, es necesario llevar a cabo una serie de propuestas entre las que queremos destacar, en primer lugar, una Renta básica (RB) para todos los ciudadanos, independientemente de su situación laboral. Otras propuestas pueden ser: un impuesto progresivo al consumo, una reducción del número de horas laborales o un mayor reparto del trabajo asalariado.

Una renta básica para todos, como forma de garantizar las condiciones materiales de la existencia, haría al conjunto de los ciudadanos y en particular a los pobres y desposeídos, más independientes y más capaces para hacer sentir su voz y permitiría la independencia necesaria para hacer valer sus derechos democráticos sin ataduras.

Continuaremos desarrollando esta propuesta RB.

Josep Arenas

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