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Josep Arenas / Comunicación Social

Soluciones al empobrecimiento de las familias

 Alguno de ustedes tal vez conoce la historia de Mark Boyle, un irlandés de 32 años, que ha conseguido vivir sin dinero. Vive en el campo, come de lo que planta, se baña en el río, cocina en una hoguera y ha abdicado de los privilegios de la vida moderna. Ha roto con el que considera el principal signo de la sociedad actual: el dinero. Su opción consiste en ni ganarlo, ni gastarlo. Boyle se ha convertido en activista de un estilo de vida no consumista y en el que todo el mundo tenga acceso a los alimentos. Una experiencia interesante a tener en cuenta en los tiempos que corren.

Mientras tanto, en este país, la cesta de la compra se ha encarecido un 2,9 por ciento tras el año nuevo. Los precios van al alza. Suben la energía y alimentos tan cotidianos como los huevos o las patatas. Pero los ingresos van a la baja. Además, dos tercios de la subida de precios al consumo son atribuibles en exclusiva al incremento de impuestos. Según cifras oficiales, de no haberse modificado el Iva y otros tributos indirectos, el índice de precios al consumo del año pasado, solo habría experimentado un incremento del 0,9%.

Pero eso no es todo. Se estima que, con las subidas de precios y de impuestos, y las bajadas de ingresos, una familia media se ha empobrecido no menos del 4,5%. Tengamos en cuenta que dicho promedio va desde el peor de los casos, el de las familias cuyos miembros han perdido su empleo, pasando por los funcionarios que han dejado de percibir un 10% de sus ingresos o de los pensionistas que han tenido que añadir a la inflación una pérdida de poder adquisitivo del 1,9%.

La política económica está dando como resultado que cae en un 1,6% la renta disponible de las familias para consumir o ahorrar, una vez asumidos los gastos imprescindibles. Disminuyen las nóminas del trabajo asalariado y las derivadas de otros ingresos de autónomos y profesionales. Mientras, aumentan los impuestos sobre la renta y el patrimonio y los impuestos directos. Lo cierto es que después de 2012 una mayoría de familias españolas se ha empobrecido. Y las perspectivas para este 2013 no apuntan optimismo.

Tal vez a los responsables de nuestra política económica, a falta de soluciones e iniciativas que mejoren el bienestar y la renta disponible de los ciudadanos, tengan la ocurrencia de promover la candidatura de Mark Boyle, el hombre que ha conseguido vivir sin dinero, a Premio Nobel de Economía. Al tiempo.

Josep Arenas

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