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Josep Arenas / Comunicación Social

La voz de los afectados por el acoso y derribo del sistema de bienestar

Las entidades sociales sin ánimo de lucro están haciendo ingentes esfuerzos para paliar las consecuencias de una crisis que cada vez hace la vida más difícil a más ciudadanos.

La pobreza afecta ya a uno de cada cuatro españoles. Y la fractura entre los más ricos y los más pobres aumenta. Es decir, entre el 2007 y el 2012, la diferencia que hay entre la quinta parte de la población con mayor riqueza del país, frente a la otra quinta parte más desfavorecida, lejos de acortarse, ha aumentado casi en un 30%.

Desde 2007 la renta media ha disminuido el 4%, mientras que los precios han aumentado el 10%. El 42% de las familias con tres hijos o más son pobres. Y situaciones tan difíciles -como esas que nos señala el reciente Informe Foessa- coinciden con el recorte de las políticas de protección social, redistributivas o asistenciales.

Escuchamos voces autorizadas que nos dicen que podemos encontrarnos ante el derrumbe del sistema de bienestar social, si no se produce una adecuada protección social y sin las necesarias ayudas redistributivas y asistenciales a los afectados y a las entidades de iniciativa social que les atienden.

No exageran. Sabemos también de las consecuencias negativas de esa crisis para la salud mental. Los trastornos mentales han registrado un aumento importante. El trastorno depresivo ha aumentado de una prevalencia del 28,9% en 2006 al 47,5% cuatro años después; es decir, los problemas depresivos están presentes en casi la mitad de los pacientes que acuden al centro de salud.

Los factores que han conducido a este empeoramiento de la salud mental de los españoles son principalmente el paro, tanto del afectado, como de las personas de su entorno más próximo, y las dificultades de hacer frente a los pagos mensuales, sobretodo de la hipoteca, así como al riesgo de desahucio.

Debemos estar alerta de la necesidad de tomar medidas frente al amplio número de pacientes que diariamente llegan a las consultas con problemas de ansiedad, depresión u otros, como los relacionados con el consumo de alcohol, según los datos que revela el estudio sobre Los riesgos para la salud mental de la crisis económica en España: evidencia en los servicios de Atención Primaria, publicado por la revista European Journal of Public Health.

Debemos superar la fase de los planteamientos asistenciales para reforzar recursos imprescindibles a la ciudadanía y reconstruir de nuevo el país que se nos está quedando tras esa crisis arrolladora.

Estamos viendo personas y grupos haciendo política, sin ser ‘políticos’, en las plataformas de afectados por la hipoteca, de afectados por las preferentes, y, seguro que veremos múltiples manifestaciones de afectados por las diversas formas de acoso y derribo del sistema de bienestar.

Se hace cada vez más necesario y urgente construir alternativas. Los problemas de pobreza y de salud son graves y, aunque desde la política convencional no se ahonde suficientemente en su importancia y en su prioridad como política de país, los afectados hacen oír su voz y consiguen algunos logros, a través de un largo y dificultoso camino, convencidos de que "sí, se puede".

Sí, se puede. Aunque en algunos casos, no exentos de pasión e incluso de muerte. Así es.

Josep Arenas

1 comentario

Natalia -

Recinto Ferial de Silleda, sábado 23 de marzo. Contemplo “in situ” esa “pasión” que demuestran los afectados por las preferentes en defensa de la devolución de unos ahorros legítimos atrapados en unas cuentas de las que no pueden disponer. Ciudadanos, en su mayoría de avanzada edad, que observan incrédulos cómo se les ha engañado. Digna y conmovedora pasión que choca con un despliegue de fuerzas policiales desmesurado, desproporcionado, que trata de evitar su acercamiento a miembros de la clase política, esa misma que, en otros momentos, con efusividad, está dispuesta a abrir esos mismos accesos al Recinto para que el pueblo escuche sus brillantes programas electorales.
Qué lejos está el político de la calle, esa calle, esa sociedad civil que cada día clama más justicia social, más democracia auténtica, más solidaridad y más responsabilidad.