Blogia
Josep Arenas / Comunicación Social

Austeridad, pensiones: Día del libro

Dicen que la sociedad se hace vieja y que, dentro de unos años, no habrá trabajadores suficientes para sufragar las pensiones. Es una afirmación que se nos presenta a menudo, pero se trata solamente de un pretexto, de una idea, con la que se pretende que vaya calando que nos conviene suscribir, cuanto antes, un fondo de pensiones.

Eso es lo que opinan y argumentan Vicenç Navarro y Juan Torres, quiénes consideran que este es un discurso catastrofista sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones, que carece de fundamento científico. Aseguran que es algo que se presenta sin pruebas, y cuyas predicciones han sido desmentidas por los hechos hasta hoy.

En opinión de estos prestigiosos estudiosos de la realidad social, se silencian los análisis de quienes demuestran que la viabilidad de las pensiones tiene que ver con otros factores. Unos factores que no les conviene tener en cuenta a quienes pretenden justificar una progresiva privatización de los fondos de pensiones. Así lo defienden en Lo que debes saber para que no te roben la pensión, Espasa, 2013. Un título, recomendable, con ocasión del Día del Libro.

Otro texto muy interesante es el que nos ofrece el economista Mark Blyth, sobre la omnipresente austeridad. Se trata de Austerity. The history of a dangerous idea, Oxford University Press, 2013. Una investigación en la que Blyth desmonta los mitos y falacias que, tanto políticos, como banqueros y medios de comunicación, nos repiten a diario. Me refiero al discurso dominante, según el cual la austeridad se ha impuesto como la “buena” y el gasto como el “malo”.

Se nos repite hasta la saciedad que “no se puede gastar más de lo que se ingresa”. O que “nuestros hijos no pueden heredar nuestras deudas”. O, la versión culpabilizadora del: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Ante todo ello se nos da una serie de recetas que resultan imposibles, en la teoría y en la práctica. Son la austeridad fiscal y la reducción salarial para mejorar la competitividad y esperar a que la confianza recuperada y las exportaciones nos saquen del agujero.

El estudio de Mark Blyth pone el dedo en la llaga al revelar por qué la persistente austeridad es tanto más intolerable en tanto que deriva de una flagrante confusión entre causas y efectos. “No estamos en crisis porque tenemos déficit y deudas, sino que tenemos déficit y deudas porque estamos en crisis”, dice. Y apunta que el déficit disminuirá cuando la economía crezca.

Su crítica es hacia la reducción contundente del déficit mediante recortes en la función pública, en las retribuciones, así como en la sanidad, la educación y las pensiones. Blyth nos recuerda que estas políticas son doblemente injustas por cuanto hacen pagar a los contribuyentes por los errores de los banqueros y porque sus efectos perjudican de forma desproporcionada a los más desfavorecidos: a los más dependientes de unos servicios públicos en fase menguante.

Dos libros interesantes para el análisis de nuestra situación social, en este 23 de abril de 2013.

Josep Arenas

0 comentarios