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Josep Arenas / Comunicación Social

Ninis, en marcha

Descorazonados. Desalentados. Así se encuentran. Son legiones. De jóvenes. Ni estudian, ni trabajan. Ninis, les llaman. En muchos casos, ni tan solo se forman. En inglés, se conocen como la generación Neet: not in education, employment or training.
 
En Europa hay seis millones de jóvenes en paro, más catorce millones que ni estudian ni trabajan, ni entraron todavía en el mercado laboral nunca. Es una de las realidades que más nos preocupa e inquieta. Los más pesimistas anuncian una “generación perdida”, ya sea en España, Portugal, Grecia, Hungría o Italia.
 
Continuamente se alude a la necesidad de transformar la economía o de superar la crisis. Pero son unos objetivos tan generales que, si no se traducen en programas concretos, de poco sirven.
 
Por fin parece que dirigentes políticos europeos como el presidente francés, Hollande, o incluso el presidente del gobierno, Rajoy, se están dando cuenta de la necesidad de aplicar programas concretos que permitan darle la vuelta a cifras escandalosamente inquietantes como las del paro juvenil, que, como sabemos, es del 57 por ciento.
 
Así ha sido cómo, a modo de adelanto de la felicitación del próximo año nuevo, han anunciando, para el 1 de enero de 2014, un plan de formación y empleo para jóvenes, en el que aseguran que invertirán hasta 60.000 millones de euros en un programa concreto que permita acercar a los jóvenes al mercado laboral.
 
Dejar de hablar de crecimiento económico en general y pasar a la acción con programas específicos es el camino para transformar en soportables y razonables las cifras, ahora escandalosas, de paro, pobreza o desigualdad.
 
Todos sabemos, pongamos por caso, que se deben evitar las muertes de ciclistas en la carretera, atropellados por coches o camiones que no respetan los límites de velocidad ni guardan el necesario metro y medio de distancia lateral. Pero las cifras de accidentes mortales crecen inexorablemente. Y hay que actuar.
 
Para poner coto a esa forma de segar vidas, el ciclista amateur, Álex López, ha decidido iniciar una marcha en bici de 1.600 kilómetros, entre España y Francia, este verano, a la que ha invitado a participar a todos quienes quieran sumarse, para sensibilizar de la necesidad de modificar las normativas, aumentar la señalización y tomar todas las medidas necesarias para que se respete este metro y medio que separa la vida de la muerte, para que el más débil en la carretera, el ciclista, pueda sobrevivir.
 
Abordar un plan efectivo que permita a toda una generación de jóvenes alcanzar el empleo, a la vez que promover una auténtica movilización que sume los esfuerzos de todos, es también una cuestión de supervivencia, tanto personal, como a nivel de país y de construcción europea. Hay que ponerse en marcha, con una invitación previa a la participación de toda la sociedad en este empeño.
 
Josep Arenas


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